Hoy hemos enterrado en Pinarejo a Hilario, los dos pueblos hermanos hemos rezado al Señor por su eterno descanso, en el contexto de la novena a Santa Águeda. Ella interceda para que no nos quedemos en cumplir las dos obras de misericordia que nos tocan para hoy, también en la Novena de Santa María.
Cuando perdemos ya a los dos padres hemos de hacer esfuerzos todos para seguir estando juntos. Tantas veces se riñe por cosas que no tienen ninguna importancia, y tantas otras se deja uno de ver porque hay siempre cosas a la hora de desplazarse o dejar lo tuyo por lo de los demás.
Creo que es importante decirse tanto en vida, dar lo mejor de nosotros, visitar a los familiares aunque estén lejos, aunque seas sacerdote, albañil, futbolista o torero. Es de bien nacidos, ser agradecidos; y creedme que la mejor manera de agradecer tanto es imitar lo bueno que nos dejaron por herencia.
Mi abuela, y también las de ustedes, rezaban desde chicas aquello de Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía; Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía; Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía. Esta es una oración que podemos hacer para preparar la hora de nuestra muerte. Es importante, y además es mi obligación, ayudar a bien morir. Sin embargo, todos podemos también ayudar a bien vivir. Las chicas que trabajan en la residencia tienen la suerte, como yo, de que nos pagan por ayudar a los demás. En realidad, en todos los trabajos se ayuda, pero ellas lo hacen muy directamente. Creo que es importante que lo hagamos todos como una forma de vida. Eso nos hará más felices.
Las obras de misericordia no son otra cosa que una manera de ayudar a los demás a bien vivir. En este pueblo, en todos los pueblos, se hace mucho bien con el respeto a los difuntos, con sus misas el día de todos los santos, con los rosarios y las visitas. Quizás podríamos vivir mejor aquello de «rogar a Dios por vivos y difuntos». La oración, las santas misas ofrecidas por ellos, puede ser nuestro mejor regalo. La Virgen Santísima interceda por nosotros como ya lo hacía desde que al pie de la Cruz, Jesús, nos la dio como Madre.
Pero también hay que rezar por los vivos. Por nuestros familiares, por nuestros amigos, incluso por los enemigos. Cuando uno reza por ellos, se le hace más costoso hablar mal de ellos. Cuando uno los pone bajo el manto de la Virgen del Amparo, Ella nos ayuda a quererlo algo, al menos.
Ahora, después de estos días nos toca poner en práctica aquello que hemos escuchado y rezado aquí, juntos. «Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, Dios está en medio de ellos». Sólo falta que nos demos cuenta de que es cierto, de que formamos una comunidad cristiana, una parroquia, más allá de lo que signifique ser vecino. Tenemos que rezar unos por otros, ayudarnos; creo que no hace falta esperar a que las cosas vayan mal, a que sea demasiado tarde.
Está claro que tenemos que querer a los abuelos o a los padres cuando faltan, pero es mucho mejor empezar a quererlos cuando están. No te esperes, en el camino de darse a los demás, sólo cuesta el primer paso. Combate el egoísmo y la comodidad, lucha por vencer las barreras del miedo a amar al prójimo. ¡Empieza tú! Y por último, déjate querer por Dios, y también por los que tengas cerca. No eres menos porque te quieran, ni tampoco porque lo digas, ni porque te lo digan. Amaos unos a otros como Yo os he amado. Que la Madre de quien dijo estas palabras la primera vez, aquél que dio su vida por nosotros, sea nuestra maestra en el camino de la misericordia, del amor fraterno, de la oración y de la buena muerte.
Y, sobre todo, sea la Maestra, al enterrar a nuestros muertos, como hizo con Jesús de esperar la Resurrección; porque en el sepulcro, cuando nadie la esperaba, cuando desconfiaban de las palabras del Señor: toda la Fe de la Iglesia estaba en María. Ella nos la aumente, así como nuestra esperanza.
Otras homilías de la novena: Perdonar las injurias, Novena a la Virgen del Amparo.
Reblogueó esto en Se llenaron de inmensa alegríay comentado:
Se acerca la fiesta de Todos los Santos. Este día recordamos a aquellos que están en el Cielo pero no tienen su fiesta en el calendario. Aquellos que Dios llevó a su santo Reino y que i terceden por nosotros desde el Cielo.
Es de notar que lo que ha dicho ahora el Vaticano es que se prohibirán las exequeias en caso de que la cremación o esparcir las cenizas se haga por motivos contrarios a la Fe. Sin embargo, se advierte que es mejor llevarlas al cementerio o a un columbario. Es más, incluso por motivos psicológicos y sociales, no sólo religiosos, es mejor solución. No creo que sea el lugar de explicarlo. ¡Feliz día de Todos los Santos!
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