El fin de la vida cristiana consiste en asemejarse a Jesús, nacido hoy pobre en un portal, para después gozar con Él en el Cielo. Uno de los medios para llegar a que eso sea posible es meditar los misterios del Rosario. Todos ellos están repartidos en las diferentes escenas de la vida del Señor.
Los de Gloria los rezaremos camino del cementerio, y nos ayudarán a actualizar nuestra Fe en la Resurrección y en la protección de nuestra Madre Santísima. Los de Dolor creo que no va a hacer falta mencionarlos, pues bien sabe de amores el que sabe de dolores, y me parece que, miremos a donde miremos en vuestra vida, ha estado transida de dolor. No hace falta ser muy avispado para descubrir mucho sufrimiento en vuestras vidas. Dios mismo sabrá recompensar lo bien que lo lleváis, y daros luz para hacerlo a los demás más llevadero. Hoy la Liturgia nos habla de luz, como de los misterios de Luz del Rosario, hemos rezado aquello de Junto al cuerpo ahora sin vida de nuestra hermana María, hemos encendido,Oh Cristo, Jesús, esta llama, símbolo de tu cuerpo glorioso y resucitado.
También en el Evangelio veía San Esteban el Cielo abierto, como estará para María, así lo pedimos en la Santa Misa de hoy, y como esperamos esté para nosotros, para gozar de la visión del Señor cara a cara. No podemos dejar de transmitir estas verdades, al menos, aquellos que nos llamamos cristianos.
Sin embargo, hoy quería hablaros solamente del GOZO. El gozo de darse a los demás, como hemos dicho, a través de la Caridad. El gozo de la familia, y el gozo de la Fe. Vamos por partes. Cuando uno se entrega a hacer felices a aquellos que están cerca suyo, se viven cosas hermosas como las que he podido vivir con vosotros todos estos años. Os falta tiempo a todos para acudir con aquel que os necesita, sea vuestro padre, mamá enferma, o vuestras propias madres. Mucho dolor cubierto de mucha caridad. De todo lo que podría explicar sólo diré una pequeña estampa de ayer mismo. El día de Nochebuena, en la Misa del Gallo, mientras cantaban un breve villancico, le dije a Miguel si iba a venir a Misa al día siguiente (me dijo que sí y le dije que leyera la primera lectura). Después de morir María, me envió un mensaje de WhatsApp que decía:
Padre, se ha muerto mi tía. Es imposible que vaya a Misa hoy .
Después supe que se había quedado a jugar con su primo. Tanto el jugar con él, como el avisar de que no podía venir, no se improvisan. Se actúa así porque lo ha visto en casa, porque la vida de Fe de todos, le ayuda a tomarse en serio las obligaciones con Dios y con los demás. Sin Fe, la familia puede hacer mucho bien, pero puede ser un bien hueco o caduco, porque no tiene raíces en el alma. Somos mucho más que familiares, somos miembros de Cristo y de la Iglesia, templos del Espíritu Santo, y si todo ello se cuida, da mucho fruto. Por eso, familia y Fe van unidas.
Con el Gozo de la Navidad, sólo podemos pedirle a Jesús, que el año que viene seamos capaces de vivir convencidos de que la vida del Cielo está unida a la vida de mamá, y lo estará a la nuestra. También, intentar que se haga presente Cristo en nuestra vida para hacernos presentes ante aquél que más nos necesite. Eso es la vida cristiana, como dice San Mateo en su Evangelio: «Cada vez que hacemos una obra de misericordia por los demás, somos Jesús para ellos, o ellos, Jesús para nosotros». Si vivimos así, pidamos que tanto María como nosotros oigamos de Dios las palabras tan escuchadas: Venid, benditos de mi Padre.
Sólo me queda terminar pidiendo para vosotros y para mí, el GOZO suficiente para poder transmitir, a través de la Caridad del día a día, Esperanza a todos aquellos que no tengan FE. Voy a repetirlo de nuevo: Que podamos tener el Gozo suficiente para poder transmitir, a través de la Caridad del día a día, Esperanza a todos los que no tenga Fe.
Una homilía sobre el GOZO, que también puede ayudarte: El Gozo, fruto del Espíritu Santo