Desde que vi el libro, del que quiero darles cuenta ahora, en la estantería de una librería, me pareció muy curioso. Por todo. En primer lugar por el título: “Desvelos de un cura rural”. Como primera impresión me parecía un poco redundante, puesto que siempre he asociado cura a cuidado o desvelo. La imagen escogida por los amigos de la Editorial Freshbook de unos girasoles rodeando a un sacerdote con sotana. Y él, mientras, leyendo un breviario en actitud concentrada. La presentación del autor tan amplia de la solapa. La contraportada con la explicación o defensa acerca del uso de la sotana. El contenido de las 202 páginas y los códigos QR para promocionar su canal de YouTube y el blog también me resultaron curiosos. ¿Por qué? Tal vez por esa mezcla de disponibilidad y asertividad, tradición y modernidad, exposición pública e interioridad, humor y ritualidad, sencillez y rigurosidad… y así quise entrevistar y conocer mejor a este sacerdote de vida consagrada, Doctor en Derecho Canónico, párroco de varios pueblos… llamado Antonio María (Barcelona, 1977), que nació el mismo día de san Antonio María Claret y Clará (Vic, 1807 – Fontfroide, 1870), el gran misionero apostólico en Cataluña y Canarias.
P. Antonio, ¿a quién va dirigido su libro “Desvelos de un cura rural”, a un público creyente o a cualquiera? ¿Por qué? ¿Cuál es el objetivo del mismo, es decir, qué pretende o quiere comunicar?
El fin último de todo lo que hago son mis feligreses, esa porción del pueblo de Dios que Él mismo me ha encomendado para que les acompañe en el camino hasta Él. Por otro lado, es cierto que tanto el libro, como los vídeos de mi canal en YouTube, o en Twitter y Facebook, llega a muchísima más gente. Parece que Dios se quiere servir de esta labor para llegar a las almas. Yo escribo; quien quiere lee y Dios hace el resto.
¿Cuántos años lleva de sacerdote, en qué parroquias y con cuántos fieles aproximadamente cuenta ahora, cuál ha sido la experiencia más bonita y la más desagradable en su vocación, y misión, hasta la fecha?
Me ordené el día 10 de julio de 2004. Actualmente ejerzo mi ministerio en unos pueblos pequeños de la Diócesis de Cuenca: Santa María del Campo Rus, Pinarejo, Villar de la Encina y Carrascosa de Haro.
Todo lo que sea ayudar a las almas a llegar a Jesús, ¡me encanta! No creo que haya experiencias más bonitas o menos, pero sí más impactantes. Por ejemplo, el día que pude ayudar a un chaval que estaba en un balcón a punto de suicidarse diciéndole simplemente “Hijo, Dios te ama”. O cuando pude ayudar a mi madre los últimos días de su vida. Son experiencias que te marcan para siempre y por las que no me bastará la vida para darle gracias a Dios.
¿Por qué «Padre» y no «Don» en su tratamiento sacerdotal? ¿pertenece a la Vida Consagrada?
Pertenezco a la Sociedad Misionera de Cristo Rey. Su fundador, el P. José María Alba, era Jesuita. Los jesuitas, siempre se han hecho llamar “Padre” y nosotros lo hemos heredado. Aunque creo que, por lo menos en España, también ha existido la costumbre de llamar “padre” a los sacerdotes, pertenezcan o no a un instituto religioso. Soy miembro del Instituto de Vida Consagrada de Derecho Diocesano, por eso mi superior es, en primer lugar, el Obispo de la Diócesis, como ocurre con todos los institutos que tienen ese estatuto jurídico.
¿Cómo conoció a Víctor Küppers, experto comunicador y motivador, que le ve a usted como un “Padre peculiar”, bueno, moderno, clásico, dinámico y profundo? ¿qué ha sido lo más importante que ha aprendido de él hasta ahora, y cómo consiguió que prologara su libro?
A través de Twitter, nos empezamos a seguir, a mí me gustaba lo que el publicaba y a él le pasaba lo mismo conmigo. Después leí su libro “Vivir la vida con sentido” y me gustó mucho. Por una amiga me enteré que iba a hablar en Valencia y nos fuimos unos cuantos allí. Al vernos nos dimos un gran abrazo, como si nos conociéramos de toda la vida. Conseguir que escribiera el prólogo fue sencillo, hay personas que, sólo que intuyan que tienes un deseo y te pueden ayudar ya lo están haciendo, Víctor Küppers es una de esas personas. El prólogo representa la relación entre su manera de ver la vida y la empresa, y la mía al entender así mismo la pastoral y la misma Fe.
¿Cuáles han sido hasta ahora los principales santos de su devoción, lectura, meditación y oración? ¿Y qué libros, ebooks, sitios web.. le han inspirado más? ¿qué libro está leyendo ahora?
Los santos a los que le tengo mayor devoción, sin duda, son San Juan Pablo II y San Antonio Mª Claret. Los libros que más me han marcado “Vivir la vida con sentido” de Víctor Küppers y “Caminando por valles oscuros” de Walter Ciszek. Podría decirle multidud de libros que me han marcado. No soy muy aficionado a sitios web, me gusta especialmente el canal Youtube del sacerdote Patxi Bronchalo y la página web Hosanna, de Manuel María Domenech Izquierdo, que es mi padre. Ahora estoy leyendo el libro “Primacía de la persona” de Roberto Esteban Duque, con el que preparo algunos programas de Radio.
¿Cómo viven sus feligreses que sea un cura tan multimediático? ¿Cómo se conjugan dos páginas en Facebook (1 y 2), una cuenta en Twitter, otra en Instagram, un blog, un canal de YouTube, el programa en Radio María “Moral de cada día”,… ¿me dejo alguna? ¿cómo puede compatibilizar las actividades parroquiales y las redes sociales? ¿el silencio y la meditación tan necesarios para un sacerdote con tan grande exposición en Internet? ¿se considera un misionero o evangelizador digital?
¡Les encanta! Las personas mayores en mis pueblos han aprendido a conectarse a internet y ver los vídeos. Los papás dan permiso a sus hijos para hablar por la radio o salir en los vídeos, cosa que les encanta. Ellos y yo sabemos que lo primero son mis obligaciones con la Parroquia, si hay un difunto, un enfermo o simplemente alguien llama a mi puerta para hablar conmigo, no lo voy a dejar porque “estoy grabando un vídeo”. Pero si uno se organiza hay tiempo para todo. Y, por supuesto, hay tiempo para el silencio y la oración, no podría llevar a Jesús a las almas si antes no me he “llevado a Jesús en la oración”.
Creo que uno es misionero o no lo es. Y en caso de intentar serlo, lo intenta con todos los medios posibles. Lo que ocurre, es que eso no es sólo para sacerdotes. Todos, por el Bautismo, deberíamos ser misioneros, por eso el Sacramento nos unge como SACERDOTE, PROFETA Y REY.
El blog “SE LLENARON DE INMENSA ALEGRÍA” fue lo primero que surgió, escrito para hablar bien de lo bueno, pues para criticar y quejarse ya están otros medios, de los que prefiero no decir nada.
Muchas gracias, P. Antonio María, por la entrevista que nos ha dedicado a catholic.net. Por último decirle que he encontrado su libro en Amazon, Librería San Pablo, Librería Claret, El Corte Inglés, Imosver, Carrefour, Agapea (en versión inglesa de esa web también), Peinado, Binario, ebay, Casa del Libro,… y la web de la editorial Freshbook donde ha sido publicado, claro. Ese es el orden en el que he podido encontrar a la venta su libro, a través de un buscador… ¿Cuál es el secreto de esa distribución tan amplia? ¿La vida de un cura rural sigue interesando en una España que cuenta con unos 32 millones de fieles en unas 23.000 parroquias, según el último Informe de Libertad Religiosa?
Me gustaría explicar que todas estas cosas no se han buscado específicamente. Digamos que si me invitan acepto, donde me llaman, si puedo, voy. El resto lo hace el Señor. Yo no tenía ni idea de lo que suponía editar un libro o, por lo menos, en estas dimensiones (siempre lo había hecho de forma particular), o tener un canal de youtube, o un blog. Son medios que Dios ha puesto en mi camino para llegar a las almas y cuando Él quiera desaparecerán.
En España deben interesar los “desvelos de un cura rural” porque ya está terminando la primera edición y estamos pensando en la segunda. Esto no ocurre porque sí, a la gente no le interesa la vida de un curita que vive en unos pueblos perdidos por Cuenca, a la gente lo que le interesa es satisfacer el vacío interior que sufren y éste sólo lo llena Dios. Quien lee el libro se encuentra con un Dios Padre, que está a nuestro lado en las acontecimientos pequeños o grandes de la vida.