Mes de mayo, mes de María. Es por ello que en el programa “Moral de cada día” hemos iniciado una sección dedicada única y exclusivamente a Ella. Se trata de escribir cartas a tan buena Madre, para pedirle cosas, darle gracias y cantar sus glorias. Aquí te dejo las que he recibido esta semana, espero que te hagan bien.

Querida Madre:

Hoy no quiero pedirte nada, sólo quiero decirte que te quiero y darte las gracias. Quiero darte las gracias por haber conocido a tu hijo Jesús, porque tu me lo has mostrado vivo, resucitado, rey, maestro, amigo, hermano, camino, verdad y vida; para seguirle con tu ejemplo y fortaleza.

Gracias por estar siempre a mi lado, aunque a veces ni te miraba, gracias por seguir firme junto a la Cruz, porque me has sostenido al pie de la mía, sin ti todo hubiera sido distinto. Cuando notaba el peso y miraba a mi lado, siempre estabas tú, en la soledad estabas tú, en el dolor estabas tú, en la pena estabas tú, en las alegrías estabas tú. Hasta cuando les salía el primer diente a los niños, ¿te acuerdas? Siempre coincidió en una de tus fiestas. Y yo, Madre, ¿cómo te he correspondido a tanto amor? Con mucho esmero te ponía un altar en el mes de mayo, esforzándome cada día por rezar el Rosario, enseñando a los niños a rezar el Avemaría, yendo a la procesión… ¿qué se yo? ¡cuánto amor propio en todos estos actos! Siempre buscándome a mí misma, que quede bonito, las apariencias… ¡en fin, Madre!, ahora que me he encontrado con tu Hijo y he visto que no soy nada, quiero entregarle toda mi vida. No que esté en el centro de mi vida, si no que ¡Él sea mi vida! Y poder decir, como San Pablo “mi vida es Cristo”. Al final siempre pidiendo, Madre.

Un beso muy fuerte de tu hija más pequeña que te quiere:

Mari Carmen

Llena el corazón ver cómo la enfermedad, la muerte puede acercar al Señor. Verlo todo como beneficio, como un camino hacia Él, como un encuentro.

Querida Madre:

Hoy quiero agradecerte tu gran amor por todos, en especial por los que sufren en el alma o en el cuerpo. Gracias por acompañarnos en nuestro día a día, por escuchar nuestras plegarias, por preocuparte de nuestros intereses, por protegernos de cualquier peligro.

En mi adolescencia, un día que me salvaste, un día que llore mucho por mi culpa, por haber ofendido a Dios ¡me sentía mal! Sentía haber traicionado la fe de mis padres, alejándome de lo bueno, alejándome de Dios, me acuerdo de estar llorando en la habitación y vi un CD del rosario con Juan Pablo II, lo puse y empecé a rezar y sentí el perdón de Dios, que me amaba, que me daba fuerza para empezar de nuevo. Sé que tú., María, me acercaste a Dios. Conocí, entonces Schoenstatt, un movimiento mariano, allí me enseñaron a hablar contigo, a tenerte como madre y sentirme hija tuya, hice una alianza contigo “nada sin ti, María, nada sin mí”. Tu te preocupas de mis cosas y yo de las tuyas. También pedí a mis padres el escapulario de mi bautizo y yo me lo puse, dándome fuerza para mostrarme cristiana en la universidad y para llevar una vida coherente con mi fe.

María, ¡qué fácil es llegar a Jesús por ti!, ¡qué paz he sentido las veces que te he visitado en tus santuarios: Lourdes, Fátima, Covadonga, Montserrat…! Ahí veo a tantas personas que te rezan con sencillez, que te confían sus problemas y tú las escuchas a todas. María, dulce Madre, te pido por todas aquellas personas que viven alejadas de Dios, que no lo conocen, que hacen daño. Tu pediste por ellas al pie de la Cruz, llévalas contigo al cielo.

Te quiero mucho María, no me dejes nunca, haz que todos nos podamos sentir amados por ti.

Un cariñoso abrazo:

Montse

La última carta me llenó de inmensa alegría. No es propiamente una carta a María, pero al recibirla pude darme cuanta de lo contenta que está la Virgen con su radio, con Radio María. Ella es la que la sostiene y nos guía, a los que colaboramos, para llegar a muchos rincones del mundo llevando el mensaje de Jesús.

Buen día, Dios lo bendiga Padre Antonio María, me llamo Rosa, y le escribo en mi nombre y en el de mi esposo, para darle las gracias por los Ejercicios Espirituales de Semana Santa. Cualquier palabra es poco para decirle el bien que nos hizo.

Tengo 30 años, Padre, y este Viernes Santo fue la primera vez que yo lloré el sufrimiento y la muerte de mi Dios. El Jueves Santo no podía decir mis oraciones de siempre, sólo salía de mí decir: Perdóname Jesús, porque mañana te voy a crucificar. Perdón por los sufrimientos que te voy a causar. Perdón, Señor. Y sentí que fue la primera Semana Santa de mi vida.

Mi esposo, que se llama Guadalupe, y yo escuchamos Radio María todos los días, vivimos en un pueblito llamado Buda, en Texas, Estados Unidos y desde aquí le enviamos nuestra gratitud por el bien que nos trae Dios a través de sus palabras.

Por supuesto, somos oyentes de Moral de cada día, desde el primer programa. Nos está ayudando a conocer y entender mejor la vida en nuestra condición de cristianos, y a ser mejores amigos, padres, hermanos, en fin, estamos tratando de vivir mejor.  Todo Radio María España es una joya y su programa, una gran bendición. También el Podcast, que ayuda mucho a mi esposo que lo escucha en el trabajo y a veces no puede estar tan atento.

Que Dios lo siga llenando de sus dones y su gracia, y le recompense por todos sus trabajos en favor de nosotros, el pueblo de Dios. Mil gracias, Padre.

Rosa Sánchez

No lo dudes, durante este mes, habla mucho con la Virgen y si puedes escríbele cartas y mándalas a moraldecadadia@radiomaria.es, puede ser un bonito apostolado.

Anuncio publicitario

Dejar un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: