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7 comentarios

  1. No falta ni sobra ni una coma, P. Antonio María, todo lo que has dicho es pura verdad y lógica, para un católico o para cualquier persona con un mínimo de conciencia.
    Nos estamos dejando deshumanizar, no abrazos, no puedes entrar a un hospital a despedirte de tu familiar a punto de fallecer, aunque en algunos si lo pides és posible, però no lo hacemos ya por norma.
    Nos dejamos guiar por gentes sin escrúpulos y asentimos, y como dices cuándo ya nos eutanasia a la edad q “toque” no podremos quejarnos.
    Creo q muchas veces tenemos lo que nos toca.
    Oración y misericordia Señor, solo eso nos salvará.
    Gracias mil.

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  2. No crean más lo que ven sus ojos que las promesas del Señor, que nunca fallan. Y tampoco consideren mayor la supuesta fuerza de ciertas ideas que la omnipotencia de la Gracia. Saludos

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  3. Gracias por este artículo, Antonio María, que no nos quiten la libertad de Amar como siempre lo hemos hecho, que se nos note que somos cristianos, aunque todos sabemos que esto ahora tiene un precio, amar se paga con el desprecio del que te considera insolidario ( cuando no asesino) y multas (de momento).
    Gracias por recordarnos que es la Misericordia Divina la que acabará con este virus, en la Oración está nuestro poder y la fortaleza para seguir evangelizando.

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  4. Estoy totalmente de acuerdo con usted. La gente tenemos miedo, nos han metido el miedo y no hacemos nada…… Pediremos al Señor por nuestros “politicos”. Un saludo padre y que Dios lo bendiga!!🙏🙏🙏

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  5. Fíjese padre, que no solo me parece acertado y apropiado en este momento, que hasta se me queda corto jajaja porque vivimos en una mentira edulcorada, que no sacia, ni educa, ni construye ni nada de nada. Se caerá por sí sola después de destruirnos. Lo malo no es lo de fuera, sino que desde dentro, desde la Iglesia (que somos todos), nos conformamos con el pan y circo y a tirar
    Ese pasaje de “a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna”, viene después de que unos discípulos dijeran… “qué palabras más duras” y se dieron la vuelta dando la espalda a Dios. Pues eso nos pasa, que el lenguaje de Dios se nos hace duro y… no merece la pena sufrir (ni por los abuelos, ni por nuestros padres, y ya por Dios… ni te cuento). Esto es un “sálvese quien pueda”, y si puede ser mi trasero “cristiano”, pues mejor que mejor
    A mí me educó mi abuela (R.I.P) y me enseñó que el sufrimiento forma parte de la vida, y que no se puede huir de él, sino aprender a amar con él.
    Soy joven (35, aunque mi madre a mi edad ya tenía 3 hijos y otros 3 que le quedarían), y veo que no nos educan a afrontar la vida con el sufrimiento, la donación, la entrega y el servicio. Siempre se me viene a la mente la madre de los Macabeos que invitaba a sus hijos a dar la vida por ser fieles a Dios, y a tantos mártires que se han animado entre ellos a entregarse hasta el extremo. Y pongo esto (que es extremo pero que existe y quien sabe si nos llegará), porque si se hace en esos casos… cuánto más no se tendría que hacer en una entrega pequeña, mínima, ínfima, al otro. Ya… ni lo cutre merecen los demás. Muy triste.
    Que el Señor nos conceda ser veraces, aunque eso sea aceptar nuestras miserias, generosos en el sufrir (como pedían los santos, y el Señor siempre da la Gracia para sobrellevar la prueba) y firmes en la fe, para no apostatar por un plato de lentejas

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