Empiezo estas letras el día de mi décimo octavo aniversario del diaconado. Coincide que ayer, hace diecisiete celebré la Primera Misa, y el día anterior, del año 2004, el día 10 de julio, fui ordenado sacerdote por Don Ramón del Hoyo, entonces obispo de Cuenca que, por cierto, me felicitó dándome mucha alegría. Y quería compartir las alegrías de estos años pasados en este día.
En los primeros aniversarios, venía toda la familia. Hasta el 2012, también mi mamá, que en Gloria esté. Intentábamos que coincidieran las visitas de los médicos en días diferentes para que pudiera pasar alguna semana en la casa parroquial de los pueblos donde fui viviendo. Después, con la llegada de los sobrinos, fue siendo cada vez más difícil juntarse toda la familia, pero en Santa María, donde vivo ahora, ha sido posible alguna vez.
Incluso, algunos años, hemos tenido besamanos, regalos, oración en común con los feligreses, adoración al Santísimo. Puedo decir que es uno de los días más hermosos del año. Celebro con el cáliz que me regalaron mis padres, llevo los ornamentos de ese día, y algunas veces hasta la camisa. Hasta los zapatos conservo, pero ya no entran. Las palabras del ritual de la Ordenación: “El que comenzó en ti la obra buena, Él mismo la lleve a término” resuenan año tras año, día tras día, al dar gracias a Dios por su llamada.
Es cierto que el SÍ QUIERO, se ha de repetir cada día, a cada momento. Es cierto que muchas veces nos equivocamos o lo decimos con la boca pequeña, pero también sucede que siempre, Jesús, nos espera con los brazos abiertos, y nos hacen favor grande aquellos que nos advierten cuando nos equivocamos.
He celebrado aniversarios en diferentes lugares, el Santuario de Tejeda, Almodóvar del Pinar, Aliaguilla, Monteagudo de las Salinas, Alcázar del Rey, Pinarejo, Valencia, y más de una vez en Santa María del Campo Rus. Ya diecisiete años acercan a la mayoría de edad sacerdotal, aunque me sigo sintiendo como un niño.
Compartir las fotos de esos momentos es una alegría grande, para tener presentes a los amigos, feligreses y allegados, sobre todo, por aquel versículo del Evangelio que aparecía con el Buen Pastor en el recordatorio de la Ordenación: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Que esto se haga realidad en cada momento, también depende del SÍ QUIERO, y por encima de ello, de la voluntad de Dios. Para ello les pido oraciones.
Algunos amigos se ríen de que tengo más cumpleaños que dientes, pero creo que no son tantos, aunque me encanta celebrarlos. En realidad, ahora, hasta la patrona del pueblo, la Virgen del Amparo, se celebra el día de su cumpleaños. Otros celebran su Asunción, la Inmaculada, pues nosotros, su cumpleaños. La Virgen Santísima ha estado siempre presente, muy presente en mi vida sacerdotal, desde que, siendo niño le consagré la vocación, poco después de haber pedido en la Primera Comunión, que pudiera ser sacerdote, porque me dijeron que lo que se pedía ese día, por la fuerte Fe de los niños, Jesús lo concedía.
Este año, se distingue de las demás fotos con facilidad. Espero que podamos celebrar muchos más, y que la verdadera celebración, en las bodas eternas, nos una a todos, como lo estamos en el Altar. Mi padre recordaba que dos hermanos jesuitas, cuando se iban a las misiones después de verse, sabiendo que pasarían años hasta volver a encontrarse, decían: “Hasta mañana, en el Altar”. Por eso, hoy les digo a todos: “Nos vemos cada día en el Altar”. Rezar por su pueblo es una de las tareas esenciales del párroco. Añadimos a eso, las personas que nos siguen en las Redes Sociales, los lectores de la Revista Ave María, y todos los que estuvieron acompañándome ese día.






Termino con las oraciones de la Misa de Aniversario, que pueden servirnos de oración a todos: Padre Santo, que, sin mérito alguno de mi parte, me has elegido para unirme al sacerdocio de Cristo y para el servicio de tu iglesia; concédeme ser un valiente y humilde predicador del Evangelio y ser hallado fiel dispensador de tus misterios.
Te ofrecemos, Señor este sacrificio de alabanza para que perfecciones nuestro servicio, y lleves a término, con bondad, lo que has conferido a los que no teníamos méritos.
Para alabanza de tu nombre, Señor, en el aniversario festivo que revive el comienzo de mi sacerdocio, he celebrado, lleno de alegría, este misterio de fe, para llegar a ser en verdad lo que he realizado místicamente en este sacrificio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Gracias por este blog, que he conocido por Radio María. El título y URL hurgan en la llave de nuestro tiempo, nuestra falta de alegría silvestre. Ton ástera ejaresan járan megálen sfodra, τον αστερα εχαρησαν χαραν μεγαλην σφοδρα, con la estrella se regocijaron con una gran alegría desmedida; los magos. O cuando dice que estaban tan contentos y asustados que ni creer podían, de tanta alegría , Lucas 24:41. ¡Bendiciones!
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Gracias por este blog, que he conocido por Radio María. El título y URL hurgan en la llave de nuestro tiempo, nuestra falta de alegría silvestre. Ton ástera ejaresan járan megálen sfodra, τον αστερα εχαρησαν χαραν μεγαλην σφοδρα, con la estrella se regocijaron con una gran alegría desmedida; los magos. O cuando dice que estaban tan contentos y asustados que ni creer podían, de tanta alegría , Lucas 24:41. ¡Bendiciones!
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Gracias, hermano. A los Magos se refiere. Exactamente. Un fuerte abrazo
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