He visto caras de pánico, pensando que la muerte de todos era inminente. He visto colas interminables para vacunarse corriendo, pensando que la Vacuna era el único camino para salvarse. Niños con miedo real a morirse, quizás por el bombardeo de información tergiversada, porque a los niños, apenas les ha afectado la enfermedad, generalmente hablando.

También me he dado cuenta de que la vacuna no sirve para evitar la muerte. Todos los vacunados, van a morir, igual que los no vacunados. ¿Y nosotros que nos pensábamos que aquél que se vacunara sería inmortal? Vaya decepción. Todos decían que en la vacuna está la salvación. ¿Os imagináis que aparece una medicina que nos hace inmortales? Os imagináis lo que pagaríamos y las colas que se formarían solamente por asegurarnos la vida. Todavía hoy, si nos dijeran que tenemos que ponernos una cuarta o una quinta dosis, sé de gente que correría a ponérsela aunque tuvieran que pagarla. También es verdad que conozco otros muchos que ni pagando se someterían a otro pinchazo.

Sin embargo, Jesús nos dio el remedio para no morir nunca. Lo dijo textualmente, y se repite tantas veces, como en el Evangelio de hoy. El mismo Dios, hablando de la Eucaristía dijo: EL QUE COMA DE ESTE PAN, VIVIRÁ PARA SIEMPRE. ¿De verdad que creemos más en los políticos que en Dios? ¿Cómo es que no hay colas para comulgar igual que las había, por lo menos igual, no voy a decir más, para vacunarse? Creo que a los mismos cristianos nos falta Fe. Si la tuviéramos, se haría realidad aquello que también leemos en la Sagrada Escritura: «Alumbre así vuestra luz a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre». Si le pusiéramos tanto interés a cómo alumbramos a los demás, igual que le ponemos al precio de la luz, o al gas ruso, quizás en Misa seríamos más.

Recuerdo el interés que ponían las gentes de Nules los días que iba a comer, normalmente los domingos, para saber a qué hora iba a llegar. Era normal, la señora de la casa quería saber cuando tenía que «echar el arroz», porque siempre comíamos paella. Oye, pensaba yo, si le ponemos al alma el mismo interés que a cocinar bien. Cuando invitamos a alguien a comer arroz, hay un momento clave. Es ese instante en que hay que saludarlo, pero también hay que quitar el arroz del fuego, y servir los platos. ¿Cuánto tiempo hemos estado preparando esa comida? ¿Media hora? Con cuanta ilusión, con cuanto esmero. Quizás has salido a comprar, has pensado cómo lo harías, has elegido la sartén oportuna. Cuando vamos a comulgar ese pan de vida que nos asegura la vida eterna, ¿preparamos ese encuentro?, ¿nos damos cuenta de quién viene a nuestro corazón?, ¿nos creemos realmente que nos salva la Eucaristía, mucho más que la vacuna?

Quizás la época de las comuniones nos sirva a todos para pensar cómo son nuestras comuniones. Es Jesús que quiere darme la vida, no creo que hay nada más importante. Que no nos pase como aquellos que se dijeron que no querían volver a oír hablar del tema. Aquellos discípulos que se marcharon, porque no soportaban una de estas tres cosas: la Eucaristía, la Resurrección y el perdón de los enemigos. En la medida en que tú vivas estas tres, sabes cómo va tu Fe. Al final, la vacuna no sirve, lo único que nos hace vivir para siempre es la Eucaristía, Ella nos hará llegar a una Resurrección de Vida Eterna.

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4 comentarios

  1. Me parece poco etico
    sabiendo que hay personas que padecierón la enfermedad y la pasaron mal justo por no tener las vacunas.
    Miles de personas murieron esperando una «cura» y es una falta de respeto tomar a la vacunacion como algo mediocre de poca importancia

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    1. Menos ético me parece pensar que la vacuna es algo bueno, con la cantidad de gente que está muriendo por culpa de los efectos secundarios de la vacuna. Pero vamos, que no ha entendido usted nada. No es un artículo para hablar de la vacuna. Un saludo

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  2. Entiendo que se habla de la vacuna anticovi como algo metafórico para hacernos llegar el mensaje de Jesús, el cual nos dice «- «Quién come de mi pan y veve de mi sangre no morirá, vivirá para siempre.» No sé si son las palabras justas …y sin embargo si hemos corrido para ponernos la vacuna anticovi con la esperanza que nos deje vivir aquí en la tierra los años que nos pudiera robar la pandemia , porque lo que está claro es que aquí estamos de paso y que de morir aquí en la tierra no nos salva ni…. Yo no quisiera vivir aquí eternamente y ver que otros se mueren, la vida eterna la quiero en «otro» lugar y para eso debemos ir «vacunandonos» aquí en este lugar donde ahora vivimos para que nos haga efecto en otro lugar con Jesús presente.

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