No habrían pasado casi nueve meses y ya la felicitaron los ángeles en Belén, y después los pastores, y después los Reyes, y al cabo de unos años oiría: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron» y debió pensar «esa soy yo», aquí lo decís de otra manera, y lo tengo que decir porque se ha dicho toda la vida. Se dice en España: «¡Viva la madre que te parió!» ¿O no se dice así? Y luego se le dice ¡Viva la Virgen del Amparo! y después se dice «bendita y alabada sea la hora en que la Virgen María vino en carne mortal a Zaragoza». Y durante generaciones y generaciones de tu madre y de la mía, de tu abuela y de la de más allá, de hace quinientos años y de hace mil quinientos, la han felicitado todas las generaciones de católicos de forma que no se entiende, que uno pueda ser católico y no felicite a la Virgen por ser la Madre de Dios. Y eso Ella, como que se lo ve venir, y le da gracias a Dios y le dice «Madre mía, de este Hijo, lo que nos van a decir». Si ha saltado Juan, que lo notaron, sólo de verla llegar.
Y dice el Poderoso, ¿por qué dice el Poderoso? Porque un judío, por respeto, para no tomar el nombre de Dios en vano, que ellos en realidad lo traducen así: «No hablarás de Dios como de las demás cosas», que es mucho más respeto aún, ni siquiera lo nombran, y entonces un judío no dice Javeh, que quiere decir «Yo soy», porque en el Sinaí cuando le habló a Moisés desde la zarza ardiente, le dice: «Dile que Yo soy, me envía a vosotros, porque «Yo soy el que soy», por eso cuando en el Huerto le dicen: «¿A quién buscáis? y dicen «A Jesús Nazareno», y dice: «Yo soy», dice «Yaveh», dice «Dios», y se caen para atrás porque son judíos. Y como no quiere decir Yaveh, dice «El Poderoso». Y eso es bien bonito porque lo llevaba dentro, si era su hijo, ¿por qué no lo podía nombrar? cualquiera de nosotros habría dicho «pues lo voy a llamar yo como me dé la gana, y cuando yo quiera». Pues no, «El Poderoso», porque sabe que todo lo puede. ¿Y qué cosas puede? Pues desde haberla concebido sus padres sin pecado original, que por eso es Inmaculada, hasta mandarle un Ángel para darle el aviso de la historia, que iba a separar el antes de Cristo de las generaciones del después de Cristo, que todavía lo usamos, hasta concebir virginalmente fecundada por el Espíritu Santo o nacer, como dice San Bernardo «como la luz atraviesa el cristal», que los protestantes ya no se lo creen, ya no pueden con tanto, la concepción virginal sí, pero que nazca atravesando el vientre y encontrándoselo en los brazos, eso no lo ven, por eso todas las películas que ha hecho Hollywood de la Virgen, se ve el parto con dolor, que no es virginal, porque no fue así, y la Virgen es Virgen antes del parto, en el parto y después del parto; y si usted no se lo cree, es por una de dos, o porque la mente no le llega a entender la grandeza de Dios, o porque no es católico, y ya está. Con toda la paz. Y el primer milagro en Caná de Galilea lo hizo antes de hora, porque se lo pidió Ella, obras grandes por mí. Y después se mantuvo al pie de la Cruz, que no sé quiénes nos hubiéramos mantenido al pie de la Cruz de pie. «Stabat Mater Doloros, iuxta Cruce lacrimosa». Stabat quiere decir en latín «se mantenía en pie, firme». «Sto, Stas, Stare» No es, simplemente, que pasaba por allí, no. Se mantenía con firmeza. Para mantenernos entre nosotros con firmeza en el dolor, para que pudiéramos ser con su intercesión, apoyo del que sufre, porque no se puede apoyar, si no estás de pie. Firme. Porque si no, como dice el Evangelio, nos caeremos los dos en el hoyo. Entonces, todas estas obras grandes culminan con la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma al Cielo, y con la Coronación, como dice el quinto misterio de Gloria, como Reina y Señora de todo lo creado. Y eso es una preciosidad, y eso quiere decir que tiene que ser Reina de cada uno de los momentos de nuestra vida, y eso quiere decir que la pondremos por delante en las decisiones cuando haya que elegir, y elegiremos con Ella, como la Reina hubiera elegido, porque la Reina Vive, y está para ayudarnos a decidir con Ella para que también el Todopoderoso pueda hacer obras grandes por ti. ¿O no las ha hecho?
¿Qué quieren? ¿Que les cuente las mías? Lo que cada uno ha recibido del Señor es innumerable, ni lo sabemos. Para empezar, el Bautismo, que podría ser uno de los días más celebrado de la vida: «Hoy hace años que me bauticé». Y después, en consecuencia del Bautismo, la Fe. Que si están aquí, es porque todavía les dura. Si no, no vendrían. La Esperanza, la seguridad de que nos espera en el Cielo esa Reina Coronada que el Todopoderoso ha hecho tantas obras grandes por Ella, y nos espera para darnos ese abrazo de cariño y de amor, y de decir: «¡Te estaba esperando, ya era hora!». ¿Oiga, a ustedes no les hace ilusión? A mí, sí. Y es que además es lo primero que voy a hacer, y tengo mucha más faena allí, pero lo primero va a ser eso: Ir a conocer a la Virgen y darle un abrazo. Y lo segundo: ver a mi madre, que me la regaló treinta y cinco años, que no todo el mundo tiene madre treinta y cinco años, aunque hay algunos que la tenéis unos cuantos muchos más, que me entero yo, porque lo apunto. Y, ¿cuántas cosas más? ¡El Sacerdocio, los feligreses, las iglesias llenas!, yo creo que hoy es un día para reflexionar sobre tantas cosas grandes que la Virgen Santísima y el Todopoderoso ha hecho por cada uno de vosotros. Cuando os vayáis a descansar y paséis la vista por la historia de vuestra vida y recordéis hijos, nietos, momentos de familia, recuerdos, la abuela que os enseñó a rezar, el abuelo que os traía a la ermita y os daba, ¿qué os daba? una perra gorda, para echar a las velas, ¿o no habría velas cuando había perras gordas? Y, y tantas cosas de un pueblo que no sólo tiene Fe, y no sólo le honra con una Novena hasta la calle, sino que se llama Santa María, y para hacer honor a ser hijos de Santa María, tenemos como Ella, que darle gracias a Dios, por todas las cosas grandes que por ti, y por mí, y por Ella, ha hecho el Todopoderoso, y por eso, hoy sí: ¡Viva la Virgen del Amparo!