Es cierto que ya llevo más de diez años con vosotros, y que al principio me costaba renoceros, sobre todo a los que venís de fuera. Ahora, no sólo sé cuáles son los familiares, sino de donde vienen los amigos. Aprendí de mi padre a parar la vida por el entierro de un amigo. Entonces, no era difícil. Vivíamos en Barcelona y sólo había que coger el metro o el coche y acudir, a la hora que fuese. Vosotros paráis la vida. Es hermoso. Dejáis todo en Madrid o en Valencia, solamente por acompañar al amigo o la amiga que ha perdido a su padre.
Una nación, o un pueblo será digno de ser recordado por sus descendientes, si ha respetado con honor a sus mayores. Y a mí, me edifica cómo se vive en Santa María.
También podría hablaros, porque lo hago siempre, de que Eucaristía significa Acción de Gracias. ¡Cómo brota el agradecimiento en cada una de las palabras con las que os referís a vuestro padre, es un regalo! A los que os han acompañado, los que han rezado, a los profesionales de hospitales y de la fundación, al Colegio para el que trabajó que aquí tiene sus flores. Gracias, gracias, gracias, es lo único que se oía ayer, cuando pasé, muy temprano, por el tanatorio. Pero no puedo predicar solamente de los amigos, y del ser agradecidos.
Quiero decir algo sobre el llamar a Dios «Padre». Cuando Jesús enseñó a rezar a sus discípulos, y a todos, llamó a Dios, como Padre, porque así quería que le rezáramos nosotros. En realidad, le llamó «papá». Cuando una persona a tenido un padre como el vuestro es sencillo y fácil dirigirse a Dios así. Ese pensar en todo momento en lo que es mejor para sus hijos, ese estar pendiente, muchas veces sin decirlo, es tarea de todos los padres.
La figura del padre, por un motivo que no viene al caso ahora, está siendo muy desprestigiada. De hecho, esta semana en París, han aprobado que los colegios se dirijan a los padres de sus alumnos como progenitor A o B, que para el caso, da lo mismo. Hoy la figura del padre no se valora como todos queremos.
Aquellas cosas que recordáis de vuestro padre, esas frases sueltas que sirven de consejo para toda la vida que, sin casi daros cuenta, cada vez recordaréis con más frecuencia, y os encontraréis, de repente, diciendo: «esto lo decía papá», cada una de esas palabras, no hace pensar que debemos dar a nuestros hijos, tanto como nuestros padres nos han dado a nosotros. En el día a día, en el estudiar por las noches, en ir a trabajar con frío pensando en hacerles fácil la vida a sus hijos.
Lo más parecido que tengo cerca de vuestro padres, es Patrón, y además de darle el pésame, quiero deciros que lo cuidéis todos lo mejor posible. De siete hermanos, ya sólo nos queda él. Como decía mamá en el cementerio, os digo que le podemos decir a José: «Espérame allí». «Hasta que podamos vernos todos juntos». «Adiós papá», «A Dios Padre, te encomiendo», le dice vuestro párroco. Ha sido una imagen impactante. Esa referencia al Cielo tan clara, tan evidente, nos hace pensar si estamos pasando lo mejor que tenemos a nuestros hijos, o si somos de una generación a la que le está costando transmitir LA FE DE NUESTROS PADRES. Que no se nos olvide que es nuestra responsabilidad, que se hace muy cuesta arriba enterrar a personas donde sus familiares ya no saben ni rezar el Padrenuestro. Quizás algo hemos hecho mal. Pedidle a Dios Padre, todos los que me escucháis, sin importar si tenéis más o menos Fe, pedidle que nos haga tratar a nuestros padres de la mejor manera posible.
En nuestro pueblo, la familia está valorada como lo que más, y la Fe también. Es cuestión de que no se separen. Que nuestra Patrona, y nuestro Señor Jesucristo, puedan ir abriendo nuestro corazón, para que todos los que están con nosotros, reciban de cada uno el Amor de Dios. Un Amor lleno de confianza, como la que tenemos con nuestros padres; un Amor lleno de gratitud, como la que hemos dicho; un Amor lleno de Fe y de Esperanza, que nos permita vivir estos momentos, como antesala del Cielo que nos tiene prometidos, y el día a día de nuestra caminar peregrino, sintiéndonos, de verdad, hijos de Dios. Que así sea.
A San José se lo encomiendo, su patrón, y recuerdo que mañana, los que lo deseen, pueden asistir a la Misa que ofrece su Hermandad de Jesús Nazareno.