Tengo un sobrino que tiene cuatro años. El otro día su padre le hacía cosquillas y de tanto reír acabó diciéndole: «Te vas a morir de risa, di lo que quieras antes de tu muerte. Tus últimas palabras son: …….» Y el niño, sin dudarlo dijo: «REYES MAGOS». ¿Por qué digo esto? Porque me parece especial que lo puedan vivir con tanto gozo y le doy gracias a Dios. También querría explicaros qué me han traído los Reyes, como otros años, pero siento que quizás importa poco lo que sea, y más el cariño con que lo traen.

También empecé este blog con la intención de hablar bien de lo bueno, porque noticias religiosas hay muchas, y sermones incontables, y os confieso que cada vez me cuesta más explicar cosas buenas, quizás porque siento que son personales, aunque me las cuenten fuera de la confesión, o quizás porque la actualidad está revuelta. Sea lo que fuere, ni lo uno ni lo otro, ni la alegría por los juguetes que traen los Reyes, ni la confusión reinante en una sociedad cada vez más alejada de lo que realmente tiene sentido, nos deben hacer olvidar que cuando Jesús entra en el Jordán, Juan Bautista lo bautiza y se oye la voz del Padre que dice: Este es mi Hijo, mi predilecto, escuchadle. También nos lo está diciendo a nosotros.

Esto implica que, si no te ves con coraje suficiente para hablar de Cristo, aun sabiendo que «de la abundancia del corazón habla la boca», y que como Juan, todos deberíamos estar repitiendo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo», llevando a todos al Señor. Si ves que eso no es posible para ti, lo que sí te digo es que estás llamado desde siempre, a establecer un trato de Amor con Jesús, porque eres el «hijo predilecto» del Padre, porque como «hija única» te Ama y te espera para llenar su corazón.

El roce hace el cariño, y si lo tratamos con delicadeza, poniendo los mejores minutos del día, para estar con él. (Fíjate que no he dicho «horas», sólo he dicho «los mejores minutos», los que puedas), si lo haces así, no tardará el Señor en corresponder a tu dedicación amorosa, porque le has dado lo mejor, y sabrás qué quiere de ti en cada momento, para poder decirle con el Salmo de hoy: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad».

¿Cómo sabe cuál es la voluntad de Dios?, le dice el jefe de la tribu, al obispo que viene a visitar la misión. Él responde por peteneras porque no puede decirle: «Porque le conozco bien». Cuando tenemos un «mejor amigo», o una «mejor amiga», sabemos lo que le gusta, lo que prefiere, e incluso, podemos llegar a saber cómo lo quiere. Igual que una madre sabe lo que más le gusta a sus hijos, de comida, o de lo que sea. Así también nosotros, podemos saber qué quiere nuestro Dios, en cada momento. Incluso, podemos preguntarle, y esperar respuesta, porque a un hijo predilecto, seguro que le responde. Y de la misma manera que a mi sobrino le hace feliz, solamente con los regalos que el traen los Reyes, a ti te dirá aquello que te haga feliz para hacer sonreír tu corazón, y para que te dés cuenta, de que nadie te tiene Amor más grande porque Él ha derramado toda su sangre por ti.

Sí, la Biblia, en muchas ocasiones está escrita como un diálogo. Pero no me refiero ahora a eso, ni tampoco a la oración del Rosario, me refiero a establecer un trato cotidiano de tu día a día, de forma específica, y con respuestas personales. Porque Él habla al corazón de sus hijos predilectos. Santa Teresa lo explica en sus Moradas, y yo desde aquí te invito a leerlas, o a seguir las clases sobre ellas, en los programas de Radio María, de Moral de cada día. Aquí tienes la de este viernes, creo que te gustará: https://radiomaria.es/podcast/moral-de-cada-dia-13-01-23/

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