En los últimos días he tenido la ocasión de ver “La Sociedad de la Nieve”, ya con algunos premios en su haber; “Nefarious – Cuando habla el diablo” en el pre-estreno en Madrid, y espero acudir a la proyección de la cuarta temporada de “The Chosen”.

            La verdad es que el conjunto de buenas películas de los últimos años comienza a ser inabarcable. Sin embargo, la primera resulta imprescindible para mí por varios motivos que sería largo explicar, pero que tendré ocasión de compartir en el encuentro sobre Garabandal en Valencia, el próximo día 10 de febrero; en una breve conferencia con posterior coloquio. (Si quieres asistir, ponte en contacto conmigo para poder reservar las plazas necesarias). Junto a este emocionante relato, haré un resumen de las implicaciones canónicas de las apariciones y los mensajes, así como de la posibilidad de depositar la esperanza en las promesas de la Virgen a las niñas.

            La tercera trataré de explicarla una vez haya podido verla, después de haber tenido la suerte de vivir los relatos que ya se han filmado de las tres primeras temporadas, como un original modo de “composición de lugar” al más puro estilo ignaciano. Orar escuchando lo que dicen y viendo lo que hacen las personas de los relatos, es la base de momentos de Cielo junto al Señor, presente en la Eucaristía, o en el aposento, como dice Jesús en el Evangelio.

            Sin embargo, después del Evangelio de hoy, de leer de nuevo una liberación de un endemoniado por parte de Cristo, que nos invita a creer en la posibilidad de que el diablo posea a una persona, como ocurría en los tiempos de Jesús, pero sobre todo, nos invita a acudir al Señor cuando alguna tentación o similar nos esté aquejando de cualquier modo posible.

            Destaca, no por lo necesario, sino por lo original, la presencia del sacerdote en el diálogo con el preso poseído. Un condenado a muerte que habla como el asesino de varias personas, y también personifica al mismo diablo que lo posee, diferenciando perfectamente un personaje y el otro. Cuando no se tiene experiencia en el tema, tendemos a desconfiar de la posibilidad de que exista, alegando problemas médicos o alucinaciones. Esto ocurre por la falta de Fe de aquellas personas que no están dispuestas a aceptar, y por eso no aceptan tampoco los milagros de Jesús en el Evangelio. Reducen la verdad a lo que ellos asimilan en su corta inteligencia. Me refiero, incluso, a sacerdotes. Una lástima que no tengan la ocasión de presenciar exorcismos. Más allá de analizar las causas y motivos de su increencia, es más útil analizar el papel del psiquiatra. El guión de ambos, es una clase perfecta de Escatología, así como de conocer el por qué de cada tentación y realidad preternatural.

            Puede ser anecdótico que estuve hablando en la puerta del cine, con el actor de doblaje que realiza el diálogo y la adaptación en español. También quiero agradecer desde estas líneas al equipo de European Dreams Factory que hayan hecho posible la producción de esta película en España (estrenada a partir del 2 de febrero), y recomiendo los remedios de siempre para combatir al demonio, en la verdadera batalla que, contra el bien, se está luchando en el mundo: la frecuencia de Sacramentos, la devoción y el Amor a la Virgen Santísima, y huir de las ocasiones, siguen siendo los remedios infalibles. Sin embargo, conocer las tretas y propósitos del enemigo, para lo que la película es esencial, es también un remedio muy útil para vencer en la batalla.

            Si tienen ocasión, sabiendo que no es recomendable para niños, no por ningún tipo de miedo, sino por el tremendo dolor que supone, el engaño al que se enfrenta cualquier alma engañada por Satanás, así como por los dolores en la prisión, perfectamente representados; si tienen ocasión –digo- no dejen de acudir a verla. También pueden leer el testimonio que pude vivir en primera persona: Abrazada por su misericordia, Abrazada por su Misericordia II

            Seguimos en contacto a través de este medio y por el canal Youtube. Le encomiendo en mi oración +

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