¡Querida mamá!

      Durante este año he pensado en explicarte muchas cosas. Ha sido un año lleno de regalos. Primero pensé en hacerte un vídeo sobre el verano, pero como ya te hice uno el año pasado, y no estaba Inmaculada (luego te diré por qué) he pensado que mejor te escribo una carta sencilla, como las que a ti te gustan. 

     Hoy no sólo quiero desearte FELIZ NAVIDAD sino contarte tantas, tantas cosas, a fin de que no utilicemos media eternidad sólo en ponernos al día. 

      Quiero empezar por los Ejercicios Espirituales de septiembre. En aquella casa todo me habla de ti, las fechas (porque al final de septiembre te operaron del fémur, y me lo perdí; también por entonces se rompió solo el húmero: el principio del fin). Además de que las fechas ayudan a recordar a las personas, no sé por qué, sin venir a cuento, una religiosa empezó a hablarme de lo contenta que estaría mi madre cuando fuese a comer a casa, de lo feliz que está la familia cuando va el hijo sacerdote; y que siempre le hace de comer lo que le gusta. En fin, menos mal que no le dije que hace tiempo que ya no cocinas, pero ¿cómo no me voy a acordar de ti? 

         Después, el sacerdote que predicaba, D. Alberto González Chávez, habló sobre la Navidad; recordó la Basílica de Belén, y me vino a la memoria cómo nos dejaron bajarte con la silla de ruedas por la puerta de la sacristía y sin hacer cola. También habló del Belén. Era como un repaso de lo que habíamos vivido contigo en Navidad. La ilusión del Nacimiento, de la comida con la familia, de los regalos… 

     Pero más allá de todo esto quiero explicarte la noticia de la Navidad pasada. Tuvimos la suerte de que Pili nos preparara la cena. Nos dijo que era una prueba y nos sentimos afortunados de probar todos los platos. Estaba buenísimo todo; pero cuando tocaba el postre, Fernando nos dijo que íbamos a ser tíos. La alegría en los rostros, los abrazos y demás expresiones de gozo dejaron en el recuerdo de todos un momento entrañable como cuando tú marchaste al Cielo, pero esta vez lleno de alegría. ¡Sí!. Inmaculada esperaba una nena, que se llamaría como ella, como la Virgen Madre. El embarazo fue bien y el bautizo precioso. ¡Ah! no te lo he dicho. Soy el padrino, con María, la amiga de Inmaculada, de parvulitos, del colegio, de la Universidad, del Colegio del Pinar, la amiga, y aquí sí se puede decir: de toda la vida. 

     Dale gracias a Dios, a mí me queda ir a Alcázar del Rey, porque le prometí a Santo Domingo de Silos, titular de la Parroquia, que volvería a celebrar una Misa si Inmaculada tenía un hijo. Ha tardado pero ha venido. 

    Y queda para otro día explicarte algo del canal de Youtube, eso es una aplicación donde se guardan vídeos de cualquier cosa. He empezado a grabar reflexiones, sermones y catequesis, porque la gente tiene más tiempo o más práctica para ver un vídeo que para ponerse a leer. 

     También te podría contar lo bien que fue la Visita Pastoral del Sr. Obispo, el grupo grande de catequesis de confirmación, qué sé yo… Será otro día. 

    ¡Te quiero, mamá! Hasta el Cielo+

     Tu hijo, sacerdote: Antonio María

Aquí les dejo otras cartas a mi madre:

¡FELIZ NAVIDAD, MAMÁ!¿Te acuerdas mamá?QUERIDA MAMÁ… tres años después

 

Únete a la conversación

1 comentario

Dejar un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.